¿Qué recuerdo de mi primer día en Maracaibo?

Ver el Lago y el puente desde la ventanilla del avión que venía desde Caracas. Eso y mucha tierra naranja alrededor.

Recuerdo el olor. El calor tiene olor, ¿sabían? Maracaibo huele a eso.

Luego, el olor del aire acondicionado en el primer taxi, el carro más viejo en el que me montaba jamás; pero estaba como nuevo.

Recuerdo ver los edificios a lo lejos cuando subimos algún puente en la autopista. Maracaibo se veía como menos me la imaginaba.

Recuerdo tanta cosa en la televisión que de verdad no entendía. Y la primera malta en la recepción del hotel.

Esa noche salimos a comer, ingenuamente, caminamos por la av. Delicias, no pasó nada. La gente estaba en la calle como si nada.

Recuerdo ver por primera vez, mientras comíamos en un puestico, tipos en motos (sin casco) levantando la rueda delantera, yendo y viniendo.

Recuerdo mi decepción ante la arepa venezolana (comprendan, siempre fui quisquilloso con la comida y sólo me gustaba la arepa de mi casa).

No sentí calor el primer día. Maracaibo es buena engañando a la gente, ahora lo sé.

Por último, recuerdo el rumor del aire acondicionado en el hotel. No me dejó dormir, me levanté varías mañanas como a las cinco, con calor.

***

Esta entrada debió hacerse hace poco más de un mes. Ahora caigo en cuenta de que la secuencia de tweets que hice el día que cumplí 9 años de haber llegado a Maracaibo –el 12 de abril de 2002; sí, justo en algunos de los días más turbulentos que vivió Venezuela en los últimos años– son realmente fieles a lo que fue ese momento para mí.


Lo dejo aquí a manera de registro, de algún modo siento que sería una lástima que se perdieran. (puede que haya variado su orden original)


Fotografía: Shadows at dawn by elbrutal

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