No Más Primicias


Un día desperté siendo un profesional. Licenciados les llaman, lo cual quiere decir que tenemos licencia, permiso para hacer lo que nos enseñaron a hacer en la Universidad. Yo soy Licenciado en Letras, una carrera, un poco, perdida en el tiempo, otro poco, de las carreras más sobrevaloradas y al mismo tiempo más menospreciadas, y otro buen tanto, la mejor carrera del mundo (¿tal vez la salvación de la humanidad?). Pero nada termina siendo exactamente como se supone que debe ser. En Letras uno aprende mucho y al mismo tiempo nada, una vez sales de ahí te das cuenta que quedan infinidad de cosas por explorar, miles de libros por leer y una realidad que no está muy del lado de los que se apasionan por cosas tan simples y a la vez tan fundamentales como la sana, solitaria y reparadora lectura. Bien, pues, sales con el permiso de ser saboteado por todo lo que creíste que te habían enseñado en tu carrera. Y, ojo, esto no se trata de un manifiesto en pro de los valores de la literatura como arma de salvación mundial, se trata de las pocas cosas que he podido percibir en este tiempo de ser licenciado y que me han llevado a abrir este blog, pero ya llegaremos a eso.
        Hemos pasado la prueba, nos pusieron el birrete, nos entregaron el diploma, nos dieron permiso para ir a sentarnos en un sillón, engordar y cambiar el mundo, pero sólo cráneo hacia adentro, con un librote entre las manos. Podremos tener revelaciones maravillosas sobre el funcionamiento del mundo, sobre lo bueno y lo malo, sobre qué es humano y qué no, escribir poemas, épicos de casi más de diez páginas, en fin; pero si no somos capaces de llenar una hoja de papel, construyendo un discurso crítico, así sea sobre cómo es más práctico dejar la mantequilla fuera de la nevera para luego untarla en el pan mucho más fácilmente, el permiso que nos dieron fue en vano. Si algo debemos atrevernos a hacer es a poner ideas sobre el papel, confrontarlas, que otros las lean, las compartan, y así todos tengamos buena y fresca mantequilla en nuestro suave pan blanco. Al punto que quiero llegar es que no basta con la mera lectura y el disfrute de lo que leemos ni lo mucho que aprendamos con ella hasta que no la confrontemos con el papel, ese es el permiso que pocos Licenciados en Letras se dan, nunca se los dijeron en sus respectivas escuelas, el mensaje cifrado, en pocas palabras, fue: traga todo lo que puedas y ni se te ocurra digerirlo. Pocas son las excepciones a esto que poco a poco se ha convertido en la  regla.
Escribir sobre lo que leemos es una forma de liberar esa experiencia, ponerla frente a los ojos después de haberla masticado, y así vemos su verdadera naturaleza; compartirla ya es una cuestión más de decisión que convicción, pero es el paso último para dar libertad a eso que aprendimos; pero esto es lo que muchos se quedaron sin saber: las lecturas se hicieron para compartirse, son una acto básico de comunicación.
        Qué simple y a la vez tan snob todo esto, ¿no? Debe ser porque repetí la palabra lectura muchas veces. Explico lo que llamo lectura en este caso particular: todos hacemos una constante e inmisericorde lectura del mundo que nos rodea y casi todo lo que lo contiene; bien, esa es la clase de lecturas que busco compartir en este blog, las lecturas que hago de distintos hechos en distintos ámbitos que logren afectarme, influenciarme, o, meramente tocarme.
        Por qué No Más Primicias. Vuelvo con Letras y los permisos que no nos dieron. En la ciudad donde vivo, Maracaibo, Venezuela, el licenciado en Letras parece estar vedado del mundo de los medios, y nos han arrinconado en el campo de la enseñanza de castellano y literatura, los únicos que saben y tienen licencia para escribir sobre cosas banales, noticias, acontecimientos, chismes y chistes, son los comunicadores sociales. Con No Más Primicias me quiero sacudir ese mal Karma que me derramaron encima. Aquí no encontrarán grandes primicias, sólo pequeñas lecturas del mundo, cosas actuales, no tan actuales, música, cine, televisión, videojuegos, libros, redes sociales, todo lo que de una u otra manera nos afecta y nos entretiene mientras el mundo se aburre dando otra vuelta sobre su eje.
Antes de terminar, hago una breve advertencia para que luego no clamen por inadvertidos: este blog es sobre lecturas, lecturas y más lecturas, no sobre más primicias.
Fotografía: Boris Pasternak. Peredelkino. Round the Theme. Photo 1983-1984 Igor Palmin 

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