Como un reloj *


Everyone —it seems—
has somewhere to go.
And the faster the world spins
the shorter the lights will glow.
…Like clockwork Queens of the stone age

La perfección en la maquinaria de un reloj es uno de los símiles más gastados en la industria de la producción. Ciertamente, el marcar el tiempo es una gran responsabilidad y el reloj, en su ingeniería perfecta, sostuvo durante mucho tiempo el peso de esta tarea ahora reemplazada por la perfección de lo digital. Sin embargo, la música es una sucesión de sonidos ordenados en el tiempo, donde la melodía y el ritmo llegan a ser algo coherente para nuestro cerebro precisamente por el tiempo en que se nos presentan. Y así como existe esa partícula del tiempo dentro de la música, existe la música a través del tiempo, contado en décadas o siglos. El cambio de las manifestaciones de la música a través de la historia —y del tiempo— es una de las formas en que hemos etiquetado nuestras últimas eras. 

El rock, como género musical, no ha estado nunca al margen de su tiempo, su momento, en la historia. De hecho, ha marcado algunas de las tendencias sociales y culturales más representativas de las últimas décadas, dando nacimiento a subgéneros musicales y subculturas urbanas que marcan ahora la diversidad del paisaje de cualquier ciudad mínimamente occidentalizada. Ahora bien, los últimos años se ha experimentado una especie de disolución de trabajos musicales fundados en lo que se podría llamar los principios estéticos —y hasta éticos— del rock ‘n’ roll. Es decir, han surgido numerosas bandas que en nada se emparentan con la tradición rockera de antaño. Cada vez se opta menos por la fusión y la experimentación, buscando sonidos comerciales, fáciles de interpretar y fáciles de consumir.

Ante esta diatriba de la industria musical que marca nuestro tiempo presente, existen grupos musicales que parecen marcar su propio tiempo, o conservarlo. Conservar un sonido y a su vez madurarlo, debería ser la meta de toda agrupación musical. El recorrido del rock entre los años setentas y noventas ciertamente logró su cometido, pero el cambio de milenio pareció echar mucho de lo logrado a la basura con la aparición de los fenómenos comerciales susodichos, de los cuales ninguna época estuvo exenta pero que ahora parecen colmar la industria. Queens of the stone age, banda californiana formada en 1997, ha sabido revertir los efectos que el tiempo hizo al rock de principio de milenio y, hoy, diecisiete años después, ha perfeccionado su reloj interno conservando, y madurando, el sonido que cimentaron en su primer trabajo discográfico hasta su más reciente álbum …Like clockwork.

Aunque mi intención es recomendar este trabajo, ciertamente estoy recomendando todos sus discos, ya que …Like clockwork es justamente la muestra de un trabajo consecuente con toda una trayectoria musical. El trabajo de los qotsa (Queens of the stone age) se caracteriza por añadir un concepto a cada álbum, ejercicio que han redondeado en este último trabajo con una magnífica muestra de arte gráfico y animación por parte del artista Boneface, quien diseñó el arte de la carátula y el folleto interno del álbum (cuya versión en vinilo es espectacular), acercando estos ya habituales diseños de carátulas y folletos de discos al diseño del cómic o la novela gráfica. Este trabajo se complementa magníficamente con la animación del artista Liam Brazier, quien, inspirado en las ilustraciones de Boneface, construye una historia en cinco videos de los cinco cortes principales de …Like Clockwork.

Este híbrido entre el arte gráfico, la música y la animación es el mejor símil de la maquinaria de un reloj. Esta perfección es el resultado de un trabajo artístico consecuente con unas bases y un pasado que los qotsa han mantenido de manera admirable. Ciertamente son un grupo comercial pero con una propuesta sólida e impecable que nos acerca —al igual que en su momento lo hicieron The Beatles, Pink Floyd y The Who; y ahora lo hacen Gorillaz y Daft Punk— a las incontables posibilidades entre el arte y la música, a la multiplicidad de lecturas. Esa es la invitación de los qotsa con su álbum …Like clockwork: escuchar y marcar el tiempo con nuestro reloj interno.

Imagen: ...Like Clockwork

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